Las segundas generaciones en el motorsport: ¿Éxito garantizado?

Durante esta presente temporada 2024, transcurría el mes de marzo cuando nos desplazamos al Kartódromo Lucas Guerrero de Chiva en Valencia para cubrir fotográficamente la carrera de la Champions of the Future, que organiza el promotor RGMMC y que sirve a los pilotos del FIA Karting, el campeonato de karting por excelencia en Europa, de entrenamiento de cara a la carrera que disputaban dos semanas más tarde para ese campeonato.

Tras mirar el listado de inscritos hubo dos nombres que me llamaron la atención, estos fueron Ella Hakkinen y Bernardo Bernoldi. La primera es hija del bicampeón de Fórmula 1 con McLaren Mikka Hakkinen mientras que el segundo es hijo del menos conocido Enrique Bernoldi, que igualmente llegó a disputar una treintena de carreras en la Fórmula 1 de la mano del extinto equipo Arrows entre las temporadas 2001 y 2002.

Ninguno de los dos hizo un gran papel ese fin de semana. Es más, ninguno de los dos fue capaz de clasificarse a la final donde corren los 36 mejores pilotos del evento. No obstante, los casos de Hakkinen y Bernoldi no son aislados dentro de las competiciones de karting y fórmulas de promoción.

Un buen ejemplo son los casos de Max Verstappen o Carlos Sainz Jnr que, siendo hijos de expilotos, actualmente están compitiendo en la Fórmula 1 al más alto nivel, pero, ¿realmente la condición familiar es algo que ayuda a ganarte un porvenir en el complejo mundo del motorsport?

Actualmente tenemos varios pilotos cuyo padre también es piloto. Muchos de ellos se encuentran en plena ascensión a la cúspide del automovilismo mundial. Para empezar, tenemos la generación que compitió en el FIA Karting entre las temporadas 2019 y 2021, comprendiendo a Enzo Trulli, hijo de Jarno Trulli; Brando Badoer, hijo de Luca Badoer; Charlie y Oscar Wurz, hijos de Alex Wurz, o Emmo Fittipaldi, hijo de Emerson Fittipaldi. Todos ellos han ido trazando su propio camino, cada uno con sus particularidades.

En el caso de los dos primeros, Trulli y Badoer, su progresión ha sido más vertical, más meteórica, aunque en el caso del primero el querer quemar etapas antes de la cuenta probablemente le haya echo estancarse hasta el punto de plantearse su futuro en el mundillo. Trulli firmó un contrato con el equipo Drivex para correr la F4 española, pero tiempo después se conoció que no llegaría a debutar, ya que promocionaba a la EuroFormula Open, un campeonato venido a menos, pero que cuenta con unos coches bastante más potentes que los F4. Tras obtener buenos resultados allí, cambio de equipo incluido (Drivex por Carlin), subió a la Fórmula 3 en 2022 donde, tras verse que no estaba preparado, se quedó sin asiento de cara a 2023, con lo que empezó una nueva aventura en Japón en la SuperFormula Lights, sin los resultados esperados tampoco. Con todo esto en
mente, se hace difícil pensar que, a corto plazo pueda optar a un volante en uno de los campeonatos más destacados en lo que a monoplazas se refiere. Badoer, por el contrario, inició una relación a largo plazo con el equipo Van Amersfoort y, aunque tampoco ha mostrado unos resultados extraordinarios, sigue quemando etapas y ahora mismo se encuentra en la Fórmula Regional Europea de Alpine, paso previo a la Fórmula 3. 

El caso de Emmo Fittipaldi resulta cuanto menos curioso también. De todos los pilotos mencionados anteriormente quizá es el que menos destacó en sus días en el karting, pero, a base de competir en diferentes categorías y campeonatos, ha conseguido algunos resultados destacables, especialmente en la F4 danesa o la Eurocup 3, aunque en campeonatos especialmente duros, como la F4 italiana, no ha realizado ninguna actuación destacable.

También son dignos de mención Sebastián Montoya, hijo de Juan Pablo Montoya, y Eduardo y Fernando Barrichello, que son los hijos de Rubens Barrichello. El primero, sin llegar a obtener ningún gran resultado más allá de un 4º puesto en la general de la F4 italiana en su tercer año, ha conseguido ascender hasta la misma Fórmula 3. Eso sí, con más desventuras y accidentes que grandes resultados. Los Barrichellos, por su parte, empezaron a competir en Brasil y Estados Unidos para luego venir a Europa, aunque Eduardo, el mayor, ha tenido que regresar a Brasil para correr los Stock Car brasileños tras una poco fructuosa experiencia en la Fórmula Regional Europea. Fernando, por su parte, compite en la EuroFormula Open tras una complicada primera temporada en la Fórmula 4 española. 

Por tanto, en resumen, podemos ver que el hecho de pertenecer a una familia donde el padre o un familiar ha sido piloto puede ayudar, especialmente en las etapas más tempranas o incluso para conseguir un volante para ganarse la vida en un campeonato de repercusión más regional. El ejemplo de Emmo Fittipaldi puede ser el más clamoroso, pudiendo llegar a campeonatos de cierta categoría sin grandes resultados, pero, finalmente, para poder acceder a aquellos campeonatos donde realmente te juegas un posible volante para competir en Fórmula 1 o en un campeonato de alto nivel, es necesario tener muy buenos resultados más allá del apellido que puedas tener, tal como sucedió con los casos de Max Verstappen o Carlos Sainz Jnr.

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